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Llevo una época muy convulsa. Es ese tipo de etapas en las que todo se mueve y tu vas a merced de ese movimiento involuntario que te arrastra. Arrastra tus pensamientos, tu voluntad y te encuentras un día con los pelos despeinados, la ropa descolocada y la cabeza en el pecho y el corazón en el lugar del cerebro…

Cuando te encuentras así estás cansada y tu atención se centra en lo que no quieres. Tus pensamientos, comentarios, tus sueños giran en torno a lo que quieres deshacerte. Parece que hay alguien que mueve tus hilos de marioneta. Hasta que decides cortarlos. Porque el cansancio te lo produce el hilo de tu jefe, de tu familia, de tu futuro. Y esos hilos no son reales. Todos esos hilos los has ido creando tú y con cada pensamiento, con cada comentario de más, con cada suposición, se han ido haciendo más gruesos y más tensos.

Tener en cuenta que no lo puedes controlar todo. Mejor dicho, tener en cuenta que no puedes controlar nada, te libera de esos hilos creados. Tú puedes dar tus pasos para cambiar algo que no te gusta. Tú puedes dar tus pasos para crear lo que sí te gusta. Sólo lo que depende de tí. Por eso no puedes controlar las reacciones de los demás, sólo las tuyas. Y cuando caigas en eso, una vez más, porque lo sabes…eres tú quien se mueve libremente!!! Con pasos firmes.

Te lo digo a tí, me dirijo a tí que soy yo. Al hablarte a tí, me refuerzo a mí. A lo que me digo cada vez que me descubro yendo en contra de lo que ya sé, en contra de lo que busco, que es mi libertad de elección… Me acuerdo tanto de mi maestro Frank Pucelik, cuando nos decía que la salud / el bienestar es producto de “Práctica, práctica, práctica”, lo tengo tantas veces presente…porque es tan fácil volver a caer en la maraña de los pensamientos circulares… así que hoy, me vuelvo a desprender del control. Porque ¿sabes? la mayoría de las preocupaciones, de las obsesiones que tenemos no ocurren, ocurren de una manera más suave de lo imaginado o si ocurren, necesitamos tener la libertad y la serenidad para tratarlas desde una posición en la que nuestro corazón esté en el pecho permitiéndonos sentir y nuestra cabeza esté bien colocada para tomar las decisones conscientemente, con tranquilidad, decisión y coraje.

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