Skip to main content

La tristeza es una emoción muy común dados los sucesos tan desfavorables que estamos viviendo. Es inevitable sentirla, pero sí podemos evitar dejarnos atrapar por ella para prevenir caer en un estado depresivo. Los estados emocionales son más largos y menos específicos que las emociones y con la tristeza y el victimismo debemos tener cuidado.
Aquí te expongo algunas maneras de gestionarla:

  • Evita juzgar y juzgarte: Algunos pensamientos y emociones nos desagradan. Esto conduce a la aversión o rechazo. Cuando nuestra mente está atrapada no está en paz. Cultiva la ecuanimidad: se amable y acepta lo que surja en tu mente. Date tu tiempo.
  • Llora si lo necesitas. Te quedarás algo más liberado.
  • Localiza y reconoce la sensación que produce en tu cuerpo.
  • No te aísles. Habla sobre lo que te provoca tristeza el tiempo necesario para desahogarte, compártelo, pero no te regodees en el victimismo.
  • Haz algo que te guste hacer y desocuparte la mente de pensamientos repetitivos y negativos
  • Arréglate, cuida tu aspecto, te sentirás mejor al verte bien.
  • Y lo que siempre recomiendo para gestionar cualquier emoción: Para, respira, reflexiona, medita. No te identifiques con lo que sientes. Son tus emociones, pero no son tú. Tú eres MUCHO MÁS.

Claramente está emoción forma parte de la Constelación de la tristeza.

Está basada en el pasado, siendo una respuesta al mismo, desde la imposibilidad.

Nada que ver con la aceptación, con la que puedes crear de nuevo desde la realidad en la que te encuentras.

Si te apoyas en las personas que te pueden ayudar y animar, podrás sacudir ese victimismo y volver a coger las riendas para construir, desde una actitud de «yo puedo y quiero». No te quedes parado, ¡¡actúa!! 💪✌

La desilusión está a la orden del día. Muchas veces porque vivimos llenos de expectativas. Y las expectativas son deseos no comunicados, influyendo en nuestras relaciones con los demás… Si no pedimos, si no nos ofrecemos, si no damos a conocer nuestros deseos, ¿cómo los van a conocer los demás? ¿Cómo vamos a conseguir aquello que anhelamos?

Por eso, la desilusión está en la constelación de la tristeza. Nos sentimos a veces ignorados o incomprendidos, esperando que los demás hagan la parte que creemos que deben hacer y quizá los demás ni lo saben. Ponemos nuestros deseos en las manos de alguien que no los conoce, que no tiene porqué conocerlos, ni porqué leer nuestra mente. Es nuestra responsabilidad pedir ayuda cuando lo necesitamos, ofrecernos para ese proyecto cuando creemos que lo podemos hacer bien, ofrecer nuestra compañía cuando nos apetece estar con alguien, etc.

Pero si uno quiere, aprende a pedir, aprende a ofrecer, aprende a comunicarse. Logra el equilibrio entre pedir y ofrecer, favoreciendo un compromiso que nos ayudará a generar un futuro menos basado en irrealidades y más enfocado en creación de relaciones y acciones propias que mejorarán los resultados.

Así que aprendamos que en la vida no todo sale como queremos, menos en un mundo incierto y lleno de cambios, y que sólo podemos actuar en lo que depende de nosotros, procediendo y comunicándonos para conseguir nuestros anhelos, trabajando en ellos, y estando preparados para aceptar desilusiones finitas pero sin perder esa esperanza infinita de la que nos hablaba Martin Luther King, Jr.

Nadie está libre de sufrimiento. En la vida te encuentras con situaciones a veces muy difíciles de aceptar y de lidiar.

Es necesario (y sano) expresar cómo nos sentimos: ¿triste, decaído, frustrado, con sufrimiento? Hay que dar espacio a todas las emociones, por muy desgastante que sean…

Si hay herida emocional o física se despierta en nosotros el sufrimiento. Se ha roto algo en nuestro interior.

Según Buddha el sufrimiento es la falta de adaptación de nuestra mente a la realidad. Y esa inadaptabilidad proviene del apego, de querer mantener constante algo que sabemos que va a cambiar. Todo cambia y todo pasa.

No podemos controlarlo todo y lo paradójico es que cuánto menos apego tenemos de las cosas menos sufrimiento sentimos…

He ahí la importancia de la educación emocional. La parte racional juega un papel fundamental. Podemos educarnos en la adaptación al cambio para encontrar las salidas necesarias y poder responder de manera adaptativa.

Si tenemos presente el principio de impermanencia, viviremos más en ese presente, lo reconoceremos más fácilmente y lo aceptaremos como parte de la vida a pesar del dolor intenso que podemos sentir.

Además conociendo la fuerza tan poderosa que tienen las emociones de las constelaciones de la ira, tristeza y miedo podemos seguir con nuestra gestión emocional para no vernos arrastrados más de lo necesario.

Darles un espacio y un tiempo pero también aprender a curarnos y querer salir, a nuestro ritmo, de ellas para abrir nuevos caminos siempre cambiantes…

Pena…es lo que siento ahora por lo que dejo momentáneamente aparcado al emprender en breve una aventura excitante y largamente deseada. Quizá no haya querido enfrentarme a ella antes por no salirme del camino marcado, por no limitarme por esta emoción que ahora siento profunda.

Pero desde jovencita siento creada para mí esta frase que tanto me ayuda en momentos pesarosos por dejar a alguien o algo: “Sonríe, aunque tu sonrisa sea triste, porque más triste que una sonrisa triste es la tristeza de no saber sonreír“.

Así que identificada y aceptada mi pena, sigo centrada cuidar y mantener el vínculo de aquello que amo y también en crear y cuidar aquello que me espera.

La amargura es una emoción intensa de tristeza que punza hasta lo más profundo del corazón.

Cuando encontramos a alguien con ese sentimiento sabemos que ve el mundo bajo un enfoque negativo y como respuesta probablemente tendrá un trato más bien brusco o seco hacia los demás, sin quizá ser consciente de su comportamiento.

La amargura puede producirse por haber recibido un trato injusto que no podemos ni aceptar ni perdonar viéndonos atrapados en pensamientos negativos, dolorosos e incluso vengativos, lo que puede provocar a su vez estrés y baja autoestima.

Por eso es importante tener momentos de reflexión, de saber que todos hemos tenido momentos amargos y que depende de nosotros no quedarnos enganchados en ellos.

Más de una vez nos tratarán injustamente, harán cosas que nos duela y que no entendamos. Pero seremos nosotros quienes elegiremos si quedarnos en ese trabajo bajo las órdenes de quien no nos respeta o en esa relación que no nos ofrece lo que merecemos, sabiendo cuál es el límite de lo que permitimos y no traspasarlo.

Si nos encontramos lidiando una situación así, mientras la intentamos solucionar, debemos tener claro que el resto de personas con las que nos relacionamos no tienen nada que ver con ello.

Todo depende de cada uno de nosotros y pedir ayuda…también.

Qué tristeza produce cuando te toca personalmente… Sin embargo, la comprensión, dejando a un lado las expectativas, es lo que te ayuda a superarla.

Puede sucedernos que tengamos en algún momento una decepción muy grande, tras una confianza que creías mutua. Y precisamente es ahí cuando entran a jugar las dichosas expectativas.

Las expectativas son esperanzas que tú tienes sobre algo que no tiene porqué ser real. O pueden haber sido reales y haber cambiado sin tu darte ni cuenta…

¿Y de quién es la “culpa”? Pues a veces del que no se da cuenta y sigue confiando, y a veces del engaña. Pero yo me pregunto ¿Y que más da? ¿Realmente importa? ¿Hemos sido capaces de ver al que tenemos delante tal cual es o le hemos estado mirando como queríamos que fuese?

Lo aprendido hasta ahora es:

👉 Una vez más a aceptar la he realidad que toca vivir.

👉 Expresar la tristeza, incluso rabia, ayuda mucho. Pero NO más de lo emocionalmente adecuado. Para no entrar en bucle…

👉 Centrarte en la respiración y hacer ejercicios de PNL para cambiar el estado si entras en pensamientos perjudiciales y repetitivos.

👉 Aprender de lo que ha pasado. Reflexionar sobre mi parte de responsabilidad o mi realidad distorsionada.

👉 No permitirme dejar de confiar. Que una persona o varias se porten o hayan portado mal, no significa nada más que esas personas ya no están en tu vida, mientras otras muchas, afortunadamente, sí lo están.

El tiempo es necesario para recobrarnos de una decepción. Una vez aceptado y trascendido no hay más que coger fuerzas y seguir hacia adelante con alegría! 😊

Leave a Reply